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Por otra parte, aunque en la literatura especializada suele hacerse referencia casi exclusivamente al índice mismo, conviene tener en cuenta que el saldo de la cartera vencida disminuyó 10 mil millones de pesos en el último año, al pasar de 64 a 54 mil millones de pesos de marzo a marzo. Una caída nominal de 16%, ya no digamos en términos reales, cuya magnitud de descenso en este caso es aún mayor.
El hecho es que la situación de la cartera vencida ha mejorado considerablemente durante el último año, pues todavía se ubicaba en 3.43 en marzo de 2009, es decir, ha tenido una reducción de 0.65 puntos desde ese nivel. Lo destacable es que ello ocurre en plena crisis financiera internacional, todo lo contrario a lo ocurrido con los eventos de 1994-95, cuando la trayectoria del indicador era netamente ascendente y a niveles mucho mayores. Por todo ello, y sin soslayar su importancia, las preocupaciones sobre la evolución de la cartera vencida son hoy más un tema de análisis sobre el detalle de la misma, y no tanto un asunto sobre la generalidad de la cartera de la Banca.
¿Cómo debemos enfocar el asunto entonces? La respuesta invariablemente debiera ser: por segmento. Dicho esto, pasemos a ver ese detalle.
El nivel del ICV del principal componente del crédito (el Comercial o de Empresas y Personas Físicas con actividad empresarial) es 1.35 a marzo de 2010. Se trata de un índice realmente muy bajo, que además viene en declive desde agosto de 2010, cuando alcanzara su máximo (1.62), el cual por cierto, tampoco es un número elevado, especialmente tratándose de este segmento clave para la actividad económica del país. De hecho, si tuviéramos que calificar esos últimos 12 meses habría que hablar de una “burbuja” que está desinflándose (Gráfica 13).