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Cabe señalar que la magnitud de las tasas de variación negativas es apenas moderada, si tomamos en cuenta que durante los cinco años anteriores hubo crecimiento, y más aún si recordamos que a lo largo de 40 meses el crecimiento fue superior a 20% en términos anuales (incluso rondaba el 30% durante 2006 y 2007). Por su monto, un mes antes de iniciar la contracción (en abril de 2009) el saldo de financiamiento alcanzó 1.77 billones de pesos, una cantidad importante de recursos para apoyar el crecimiento.
Como se apuntaba en el anuario de 2009, todo indicaba que seguiría creciendo la participación del financiamiento de la Banca en relación al PIB, y así sucedió. Debido a que el financiamiento de Banca se contrajo a menor ritmo que la actividad económica en general, su proporción respecto al PIB creció el año pasado, pasando de 14.8% en 2008 a 15.2% en 2009. Y aunque se trata de un logro hasta cierto punto paradójico (producto de caídas diferenciadas), lo alcanzado en 2009 nos obliga a buscar una mejor referencia histórica, ya que anteriormente la comparación solía hacerse con 2001, pero ya rebasó ese nivel (Gráfica 6). Ciertamente estamos lejos de alcanzar una penetración como la que teníamos en la primera mitad de los ’90, pero la ruta parece claramente trazada, con la diferencia de que la calidad de las cifras actuales no tiene comparación con aquellos referentes.