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Por tipo de instrumento, la captación creció en los Depósitos a la Vista y decreció en los Depósitos a Plazo. En condiciones críticas, ese tipo de comportamiento –propio para enfrentar decisiones rápidas sobre liquidación de pasivos onerosos- suele presentarse, pues el ahorrador se torna más precavido y tiende a elegir liquidez sobre rendimiento, sacrificando el ahorro de largo plazo. La composición de la captación a favor de los Depósitos a la Vista podría ser indicador de que la posición de los ahorradores se dirigió efectivamente a liquidar pasivos. Bien puede ser que la propia política de los bancos a favor de liquidaciones de adeudos en tarjetas de crédito, por ejemplo, haya estimulado este tipo de comportamiento, ya que mientras la propia cartera crediticia en tarjetas disminuyó, marginalmente se elevó la de depósitos líquidos. El Cuadro siguiente pone esto de manifiesto.
Así, los Depósitos Exigibles de manera Inmediata pasaron a representar 50.1% de la captación y de nueva cuenta rebasan un participación mayor al 50%, tal como habría sucedió a lo largo de casi todo 2007. Los Depósitos a Plazo pierden tres puntos de participación después de haber caído casi 10% en términos reales. Este tipo de estructura sin duda favorece la estructura de costos financiero, pues se carga más hacia depósitos menos caros. Sin embargo, en la estructura de captación debe haber un equilibrio, ya que se requiere también de la estabilidad que proporciona tener depósitos a plazo.
Financiamiento: el fin del deterioro está próximo
La actual contracción del financiamiento tiene un origen previo al de la crisis internacional. Sin embargo, la desaceleración de mediano plazo que se ya observaba y el comportamiento negativo asociado a la crisis internacional coincidieron hacia mediados de 2009, intensificándose el impacto de los dos eventos. Desde mayo de ese año la variación anual del financiamiento se tornó negativa hasta alcanzar una caída máxima de 6.9% en octubre de 2009. A partir de ese mes no se han registrado números más negativos, y por la forma de su comportamiento, pareciera que más bien cabe esperar un período de estabilización previo a lo que podría ser el comienzo de una trayectoria relativamente mejor (Gráfica 5).