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movimiento, la presencia de la alerta epidemiológica a finales de ese mes comenzó a ser factor para un mayor deterioro, pues implicó cierres temporales de escuelas y diversos comercios. La afectación a sectores como el Turismo ha sido enorme. Así, para mayo se reanudó, y con más fuerza, la pérdida de puestos de trabajo. A lo ya perdido, se añadió la disminución de otros 75 mil puestos en mayo.
Durante junio volvimos a registrar un aumento, esta vez de 19,243 empleos formales. La cifra luce modesta frente a la pérdida de mayo, pero en combinación con algunos otros indicios, bien pudiera marcar un incipiente cambio de rumbo en la generación de empleos y retomar el camino hacia la recuperación, interrumpido en abril y mayo. Hasta el primer semestre la pérdida es de 4.1% en términos anuales, lo cual no es tan mal resultado, dado el ritmo de caída del producto. Con todo, no deja de ser grave el número absoluto de pérdida de empleos de los últimos 12 meses (596 mil puestos de trabajo).
Por lo que respecta a las exportaciones, los datos negativos vienen desde octubre de 2008, aunque alcanzan sus peores caídas en abril y mayo (36% y 33%, respectivamente). Sin embargo, ello no marcó el fin de la contracción, ya que el mercado natural de estos productos es el mercado norteamericano y las cifras agregadas se ven afectadas adicionalmente por la menor cotización del petróleo respecto a la de hace un año. Además, los primeros indicios de menor deterioro que ya se observan en aquel país, tardarán en convertirse en más ventas de productos mexicanos de exportación, pues las ventas en EUA se recuperarán primero con base en inventarios. Con todo, en junio ya resultó menor el ritmo de contracción (-26%). Aquí la falta de diversificación de nuestros mercados externos nos está pasando una onerosa factura.
Dado este entorno económico, un hecho sobresaliente resulta ser la estabilidad inflacionaria. El objetivo propuesto por el Banco de México al inicio del año ha sido rebasado -anteriormente la expectativa se ubicaba entre 3 y 4%- y actualmente se ubica en 4.5%. Existen presiones de diverso origen, pero ni con mucho estamos hablando de un desbordamiento inflacionario. Por otra parte, tal vez lo más notable es que no se ha contaminado en exceso la formación de precios con la volatilidad del tipo de cambio. Se ha registrado una depreciación superior al 20% a partir de septiembre, al pasar de 10.8 a poco más de 13 pesos por dólar en mayo y junio de 2009. En algún momento de marzo incluso se llegaron a rebasar los 15 pesos por dólar.
Afortunadamente, uno de los aspectos que suelen ser muy preocupantes, como son las expectativas de los agentes económicos, parecen enviar señales menos desfavorables. El Índice de Confianza del Sector Manufacturero, elaborado por Banxico, reveló que el peor momento en las expectativas fue el período nov’08-feb’09. En junio de 2009 los resultados indican un deterioro de 6% en el Clima de Negocios (era -31% en diciembre), al tiempo que las previsiones de empleo hechas para los siguientes 6 meses indicaron todavía una caída de 12%. A primera vista, la cifra luce aterradora, pero cabe señalar que hace sólo unos meses, el mismo levantamiento de opinión indicaba niveles de -40% entre noviembre de 2008 y febrero de 2009.