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Conclusiones
La depresión económica ha cobrado su cuota en México. La caída que tuvimos del PIB en 2009 fue histórica. Afortunadamente la planta productiva y el empleo tuvieron una afectación relativa menor, comparada con lo que ocurrió con la cifra agregada de producción. Esto no indica la ausencia de daños, pero ciertamente en otras economías no pueden hablar de su situación en los mismos términos, ya que aún ahora (mediados de 2010) se encuentran en medio de rebrotes de la plena crisis. Las medidas cautelares que se tomaron en México, desde el Gobierno y desde la Banca están dando frutos, porque sin excederse en el optimismo, el panorama hacia adelante tiene una carga más positiva, comparada con otras ocasiones de crisis.
De cualquier manera, hubo impactos. La desaceleración en el Financiamiento finalmente se convirtió en contracción, aunque todo indica que esa condición comienza a cambiar. Por segmentos vemos un comportamiento diferenciado: Consumo en plena contracción y adaptándose a la nueva realidad (donde probablemente hubo un crecimiento previo excesivo), el Comercial retrocediendo en menor medida y Vivienda aún creciendo, pese a las circunstancias. En los tres casos vislumbramos mejores condiciones por venir.
En cuanto a la Captación, durante la crisis los ahorradores se mostraron precavidos. En el año más reciente hay una caída relativamente pequeña, pero que denota que el uso de los recursos del público pudo orientarse a reducir posiciones deudoras. En ese contexto, los ahorradores tomaron decisiones importantes sobre el rumbo y composición de su ahorro, pues cambió la estructura de la Captación a favor de los Depósitos a la Vista y en contra de los Depósitos a Plazo, una situación que suele reflejar medidas precautorias.
La condición de la Cartera Vencida ha mejorado considerablemente durante el último año. Hablamos de reducción del saldo y del índice mismo. Lo destacable es que ello ocurre en plena crisis financiera internacional, todo lo contrario a lo ocurrido con los eventos de 1994-95, cuando la trayectoria del indicador era netamente ascendente y a niveles mucho mayores. Sin soslayar su importancia, hoy día la preocupación sobre la evolución la cartera vencida es más un tema de análisis sobre el detalle de la misma, pero no un asunto de crisis sistémica.
La capitalización de la Banca registra niveles de alrededor de 15% y la cobertura sobre la cartera vencida es cercana al 200%. Los números no sugieren algún problema en ciernes, sino todo lo contrario. Reflejan condiciones óptimas para la reactivación donde hubo contracción y para continuar con el crecimiento en aquellos segmentos que no registraron caídas.
Al mismo tiempo, en materia de cambios a la regulación hay que señalar que los avances hacia la transparencia continúan dándose, especialmente en materia de comisiones. No podemos decir que eso implique alguna afectación a la operación. En todo caso, un cliente informado da verdadero sentido a la palabra competencia, porque la información es el punto de partida para una mejor elección.