Detectar algún cambio significativo en la estructura de la captación reclama algo más que la visión del último año. Es así que al hacer una comparación con la estructura de hace 5 años, entonces el panorama sí revela cambios importantes (Gráfica 8). La liquidez se erige como la modalidad que más gana preferencias entre los ahorradores, aún si ello implica renunciar parcialmente a los rendimientos: los Depósitos de Exigibilidad Inmediata representaban el 38.7% de la captación en 2003 y han llegado a 48.3% en 2008. Es decir, 9.6 puntos porcentuales más, los cuales han sido tomados casi en su totalidad a costa de la participación de los Depósitos a Plazo.
Los depósitos más líquidos reúnen dos tipos de instrumentos: “Con” y “Sin intereses”. La mayor proporción de recursos captados corresponde a aquellos que generan intereses (32.7% vs. 15.6%). Sin embargo, en los 5 años considerados como comparación, han registrado una mayor ganancia relativa los depósitos que ofrecen liquidez sin rendimientos. No sorprende esta circunstancia, ya que en períodos de baja inflación -y no nos referimos a la coyuntura sino a los últimos años- la liquidez adquiere un valor que frecuentemente supera al rendimiento. Además está el incremento de los pagos electrónicos de nómina y que eleva el saldo de esos depósitos líquidos. Este entorno naturalmente se ha traducido en una ventaja financiera para la Banca, pues con ello ha logrado una favorable mezcla de costos de captación y el progresivo abaratamiento de las transacciones bancarias.