Versión estenográfica
Acapulco, Gro., 22 de marzo de 2017


Sesión Plenaria e Inaugural

Enrique Peña Nieto,
Presidente de los Estados Unidos Mexicanos


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- MODERADORA: Señoras y señores, escuchemos a continuación el mensaje y la declaratoria inaugural de la 80 Convención Bancaria “El dilema global: Liberalismo vs. populismo”, que nos dirige el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos licenciado Enrique Peña Nieto.

- ENRIQUE PEÑA NIETO: Muchísimas gracias y muy buenas tardes a todas y a todos ustedes. Siempre es un honor asistir a esta Convención Bancaria que se realiza año con año, y más hacerlo en mi carácter de Presidente de la República, para poder compartir con ustedes algunas reflexiones.

Quiero saludar a la Presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, que es la segunda ocasión que nos toca compartir, precisamente, un evento.

Saludar al señor gobernador del estado de Guerrero, a quien le agradezco, como siempre, su hospitalidad, y a Luis Robles Miaja, Presidente de la Asociación de Bancos de México, por esta honrosa invitación y, sobre todo, ocasión para felicitarle por los grandes logros que ha tenido estando al frente de esta Asociación.

Saludo a las distintas autoridades, integrantes del Gobierno de la República, de entidades autónomas, particularmente al Gobernador del Banco de México, quien, más bien, sumándome a los varios reconocimientos que aquí se han expresado en quienes ya me han antecedido en el uso de la palabra

Saludo a los dirigentes de distintas organizaciones empresariales encabezadas por el Presidente del Consejo Coordinador Empresarial, aquí presente.

A las y los legisladores federales que están entre nosotros, tanto al Senado de la República como de la Cámara de Diputados.

A directivos de bancos e instituciones financieras del país, a sus familias, a sus muy distinguidas esposas y a quienes forman parte del sistema financiero nacional, que se dan cita en esta convención anual. Les saludo a todos con afecto y con respeto.

Señores representantes de los medios de comunicación, señoras y señores:

Es un gusto participar en esta 80ª Convención Nacional Bancaria que reúne a los más destacados actores del sector financiero de nuestro país. Agradezco la invitación de la Asociación de Bancos de México, una gran institución que, desde 1928 trabaja con liderazgo, responsabilidad y gran visión.

Les expreso mi mayor reconocimiento porque durante todos estos años han acompañado el crecimiento económico de México y, con ello, han generado oportunidades de desarrollo para millones de mexicanos.

Desde 2012 he asistido a este importante espacio de diálogo y debate, una, como candidato y por quinta vez como Presidente. No tantas veces como las que ha estado aquí presente Agustín Carstens, en 35 ocasiones, que ya le hace merecedor a éste más honorario, y todavía me encuentro lejos de tal distinción, pero, sobre todo, de tal membresía.

Pero el tema elegido para este año da cuenta de su visión y de su responsabilidad para abordar asuntos que hoy afectan a todo el mundo.

Con gran interés he escuchado a quienes ya me han antecedido en uso de la palabra, sobre uno de los dilemas que hoy enfrentan las sociedades del mundo. El avance del populismo que pone en riesgo los valores que defiende el liberalismo.

Coincido con lo expresado por Luis Robles. Efectivamente, los países de mayor desarrollo, los países que durante el siglo XX alcanzaron condiciones de mayor prosperidad y bienestar para sus sociedades, fue porque finalmente encontraron que en los valores del liberalismo estaban, precisamente, las estructuras, las condiciones, los pilares que han dado sustento precisamente al desarrollo y prosperidad de varias naciones.

México fue entonces que decidió asumir y adoptar varias de estas prácticas y este modelo para impulsar el desarrollo nacional.

Y lo ha venido adoptando y se ha venido consolidando en el paso de los años, porque esto no se logra de la noche a la mañana, ni se da en un solo periodo de tiempo, sino que demanda esfuerzos, cambios estructurales, decisiones complejas, profundas y que entrañan evidentemente cambios en los paradigmas y en los modelos a los que tradicionalmente hemos estado acostumbrados como sociedad.

Aquí me refiero cuando hablo de populismo a posiciones dogmáticas que postulan soluciones aparentemente fáciles, pero que en realidad cierran espacios de libertad y participación a la ciudadanía.

Esto en contraposición a la sociedad de ciudadanos libres que hemos logrado como país, en la que el papel del Estado es ser garante de esta libertad abriendo oportunidades para su desarrollo.

Para ser más claro, hemos dejado atrás el modelo de supuesto desarrollo que cerraba espacios a la realización personal, a los espacios de libertad que todo ciudadano debe de tener para encontrar en lo que proponga llevar a cabo de espacio pleno de realización.

Un modelo en el que gobierno y ustedes quizá en estos 80 años de venirse reuniendo puedan recordar tiempos, yo no, quizá, porque no tengo tantos años, pero ustedes sí.

Cuando el gobierno dictaba las condiciones de crédito a la banca, indicando en qué sectores prestar y a qué tasa eventualmente hacerlo.

Un modelo en el que el gobierno prácticamente era el único proveedor o el principal proveedor de bienes que iban desde el papel con el que proveía a la elaboración de los medios o de los periódicos que diariamente circulaban, el único proveedor del papel era el Estado.

El Estado era fabricante hasta de bicicletas pasando por una serie de empresas en las que eventualmente incursionaba, y cerrando espacios a la participación de la iniciativa privada.

Un modelo en el que la libertad de expresión era privilegio solamente de los alineados.

Durante la última década hemos observado y padecido situaciones complejas como la desaceleración económica en diversas regiones, la caída en el precio de las materias primas, notablemente el del petróleo, así como un entorno de volatilidad financiera y aversión al riesgo.

Además, la desigualdad social ha crecido en algunas regiones, no sólo me refiero a México me refiero al mundo entero, me refiero a regiones diversas del mundo, provocando serios cuestionamientos a los fundamentos de liberalismo incluyendo el libre mercado y generando un descontento ciudadano hacia las instituciones.

Bajo este panorama mundial, el riesgo de que las sociedades opten por salidas ilusoriamente rápidas, va en aumento. Este escenario no es del todo desconocido, en la historia del mundo existen ejemplos de cómo la llegada de doctrinas extremas termina lastimando las condiciones de vida de la población, profundizando aún más el descontento ciudadano.

La lección que nos dejaron estos episodios es que no hay salidas fáciles ni soluciones mágicas; por el contrario, la mejor ruta para superar los retos de un país es asegurando las condiciones para que cada persona pueda desarrollar todas sus capacidades. Ese ha sido el rumbo que ha seguido el Gobierno de la República en estos más de cuatro años.

Iniciamos por este camino el 2012, enfrentando la disyuntiva de gobernar siguiendo la inercia o de gobernar para transformar la vida de los mexicanos.

Con decisión optamos por la transformación nacional, impulsando un gobierno que ha puesto en el centro de las políticas públicas al individuo y a sus libertades.

Es cierto, avanzar por esta ruta no ha sido fácil, en ocasionas ha implicado tomar decisiones complejas eliminar barreras que por largo tiempo frenaron nuestro potencial.

Gracias a ello el México actual ya es muy distinto del México de hace cuatro años.

Hacia adelante la visión que tengo sobre México, es la de un país que se modernizó para ofrecer mejores condiciones a su población.

Durante las siguientes, al menos dos décadas, México será un referente mundial en la producción y exportación de manufacturas de alta tecnología, para ubicarse como una de las primeras 10 economías del mundo.

Dentro de los siguientes 20 años, espero podamos ver a México por haber promovido la competencia en el sector de las telecomunicaciones.

El modelo mexicano de la red compartida, seguramente se replicará en otros países por su alta eficiencia para alcanzar, llegar y dar cobertura a más personas y a un menor costo para consumidores y operadores.

El sector energético será completamente distinto al que teníamos al inicio de esta administración.

Estamos ya presenciando el surgimiento de un sector con gran diversidad de participantes a lo largo de toda la cadena de valor de hidrocarburos y de la electricidad.

Y los incentivos que hemos diseñado para migrar energías más limpias y renovables, permitirán a México cumplir sus compromisos en materia ambiental.

El Estado de Derecho de este México, el México del futuro, tendrá soporte en pilares modernos y eficientes que hemos consolidado en pocos años, me refiero al sistema de justicia penal acusatorio, las reformas en justicia cotidiana, que es aquella justicia distinta de la penal y en donde está el 90 por ciento de los litigios que se tienen en nuestro país en los sistemas nacionales de transparencia y anticorrupción.

Asimismo, tendremos un México más incluyente, donde el conjunto de políticas públicas habrá contribuido significativamente a reducir los rezagos en educación, vivienda, salud y alimentación.

La gran transformación educativa que estamos impulsando permitirá que los mexicanos del futuro hayan estudiado en mejores planteles, hayan sido formados por maestros mejor preparados y hayan recibido una enseñanza más integral que les permitirá adaptarse a un entorno cada vez más cambiante y más exigente.

Todos estos son cambios profundos, son cambios con un horizonte mayor al corto plazo; cambios que nos permitirán construir un mejor país a partir de nuevas bases estructurales.

Construir ese México que todos queremos requirió de un gran consenso y de mucho esfuerzo. Exigirá aún más trabajo de ésta y de las siguientes generaciones. Requerirá también de una activa participación de los empresarios, particularmente del sector financiero, que tienen el papel fundamental de proveer los recursos necesarios para el desarrollo del México del Siglo XXI.

Reconozco en este espacio de forma muy especial al Presidente saliente de la Asociación de Bancos de México, Luis Robles Miaja, por ser un entusiasta promotor de los avances que hemos logrado como país y de los cambios que juntos hemos impulsado.

Además, le quiero dejar aquí constancia y hacerle un amplio reconocimiento, porque ha tenido invariablemente valor y valentía para hablar con toda apertura, con enorme claridad, ante los retos, ante los avances que tenemos y ante los riesgos que enfrentamos, y así como las potenciales amenazas.

Por ese valor, mi mayor reconocimiento a todo el trabajo realizado al frente de la Asociación de Bancos de México, mi querido Luis.

De igual manera, quiero desearle el mayor de los éxitos a Marcos Martínez Gavica, quien habrá de asumir esta responsabilidad de estar frente de la Asociación de Bancos de México a partir del próximo viernes. El mayor de los éxitos.

Y nuevamente aquí reitero la disposición plena y amplia del Gobierno de la República para acompañar los esfuerzos de esta Asociación, Marcos... (Martínez Gavica). Muchas felicidades.

Mucho de lo logrado en estos años ha sido posible gracias a nuestra reconocida estabilidad macroeconómica, que tanto trabajo nos ha costado consolidar, dando confianza y certidumbre a las inversiones en México.

Aprovecho esta oportunidad también para expresar mi más amplia felicitación al Gobernador del Banco de México, al doctor Agustín Carstens. Me sumo al reconocimiento que prácticamente todos quienes hemos hecho uso de esta tribuna le hemos expresado, en un genuino reconocimiento a su trabajo, a su compromiso, a su lealtad y a su amor por México.

Su eficaz desempeño al frente del Banco de México será recordado como pieza importante de nuestra estabilidad macroeconómica. México tiene en Agustín Carstens a un hombre formado en las instituciones y, a su vez, a un hombre formador de instituciones.

Muchísimas felicidades, Agustín.

Señoras y señores:

La transformación que elegimos es la ruta correcta para asegurar mejores condiciones y más oportunidades para los mexicanos del mañana.

La transformación desde las instituciones debe ser el camino a seguir en los siguientes años. Sé que así lo comparten los miembros de la Asociación de Bancos de México. Acción México, la agenda pública del sector privado, que fue presentada por el Consejo Coordinador Empresarial hace algunas semanas, precisamente propone construir a partir de lo que ya hemos hecho para continuar avanzando para continuar por esta ruta de la transformación.

El proyecto de transformación que sociedad y gobierno emprendimos juntos, debe continuar, esa es nuestra mejor alternativa si queremos obtener resultados duraderos y de amplio alcance.

En este objetivo, los invito a que sigamos trabajando unidos.

Por su atención, muchísimas gracias.

Dicho lo anterior, agradeciendo una vez más ésta muy honrosa invitación para estar en esta Convención Nacional Bancaria, me resulta muy grato declarar formalmente inaugurada la Octogésima Convención Nacional Bancaria, haciendo votos para que sus trabajos y deliberaciones contribuyan al desarrollo y al crecimiento económico de nuestro país.

Enhorabuena, y que se tenga el mayor de los éxitos en esta reunión.

Muchas felicidades y muchas gracias.

- MODERADORA: Concluye este evento. Se despide de ustedes el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Enrique Peña Nieto.

Se agradece a todos los presentes su amable asistencia.

Muy buenas noches.

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