76 Convención Bancaria | Redefiniendo las oportunidades de crecimiento en México

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Versión estenográfica Acapulco, Gro., 25 de abril de 2013

JAIME GONZÁLEZ AGUADÉ
Presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores

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Doctor Agustín Carstens Carstens, Gobernador del Banco de México;

Doctor Fernando Aportela Rodríguez, Subsecretario de Hacienda y Crédito Público;

Licenciado Jaime Ruiz Sacristán, actual Presidente de la Asociación de Bancos de México;

Licenciado Javier Arrigunaga Gómez del Campo, Presidente entrante de la Asociación de Bancos de México;

Licenciado Luis Robles Miaja, Presidente Ejecutivo de la Asociación de Bancos de México;

Distinguidos miembros del presídium;

Señoras y señores:

Buenas tardes.

Antes de iniciar mi exposición, quiero agradecer a la Asociación de Bancos de México por su atenta invitación, para participar en la 76 Convención Bancaria.

Es para mí un honor acompañarlos en esta importante ocasión, que coincide con la primera participación en esta Reunión Anual del licenciado Enrique Peña Nieto, como Presidente de la República Mexicana, y con el inicio de la Presidencia del licenciado Javier Arrigunaga Gómez del Campo, en la Asociación de Bancos de México.

Este momento representa una inmejorable oportunidad para que reflexionemos acerca de la situación actual del Sistema Bancario e identifiquemos los objetivos para redefinir las oportunidades de crecimiento en México a lo largo de los próximos años.

Mi participación girará en torno a tres temas: en primer lugar, comentaré los avances logrados en cuanto al diseño de un marco regulatorio prudente y efectivo, que ha fortalecido al Sistema Bancario del País.

En segundo término, presentaré algunas de las principales tareas pendientes que el sector financiero nacional debería atender en el futuro cercano, así como los desafíos más importantes que enfrentaremos en el camino.

Finalmente, la tercera parte de la exposición se centrará en compartir con ustedes algunas reflexiones y conclusiones.

Primero, para poder entender la evolución del marco regulatorio en México, es conveniente recordar el impacto que tuvo la crisis de 1994 en la actividad crediticia de la Banca en el País.

Al examinar la evolución del sistema, después de lo sucedido en diciembre de aquel año, se observa que el saldo de la cartera de crédito total de la Banca Comercial disminuyó en casi 30 por ciento en términos reales durante los dos años posteriores a la crisis.

Lo anterior, tomando en consideración que el Producto Interno Bruto no registró crecimiento en ese mismo periodo. Sin embargo, comparativamente, durante la crisis del 2008, la Cartera de Crédito Total de la Banca Comercial creció en 1.7 por ciento durante los dos años siguientes, mientras que el PIB en el mismo periodo apenas tuvo una disminución del 0.5 por ciento.

Es de señalarse, entonces, que la crisis de 1994 evidenció la falta de una regulación apropiada para el buen desempeño de las Instituciones Financieras y la carencia de una supervisión adecuada, así como la falta de instituciones fuertes y de procesos claramente establecidos para el sano desarrollo del Sistema Financiero.

Reconociendo esta situación, desde entonces se ha trabajado de manera continua en revisar y mejorar el marco normativo aplicable a las Instituciones de Crédito.

Así, a partir de 1994 y hasta el 2012, la Ley de Instituciones de Crédito se reformó en 21 ocasiones, y la regulación secundaria de los Bancos se depuró y compiló en un solo instrumento jurídico, la circular única de Bancos, la cual fue emitida en 2005, con el objeto de sistematizarla y facilitar su consulta y cumplimiento.

Por otra parte, en 1995 se creó la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, con el objeto de contar con un organismo de supervisión fortalecido. Asimismo, y como ustedes recordarán, durante esos años se dotó de autonomía al Banco de México y se creó el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario.

Es decir, en esos años se creó tanto un entorno institucional, como un marco regulatorio adecuado para las actividades financieras, que aunado al buen desempeño de la economía mexicana, permitió consolidar al Sistema Mexicano.

El nuevo diseño de la regulación enfatizó los aspectos prudenciales de las normas, considerando las mejores prácticas internacionales en la materia y reflejando las características particulares de la economía nacional.

A manera de evaluación, es posible afirmar que los cambios se orientaron en la dirección correcta. Desde hace algunos años México cuenta con una regulación bancaria efectiva y de vanguardia, y a la vez las Instituciones que operan en el País, mantienen adecuados niveles de liquides y de solvencia.

Al respecto, es importante destacar que en este periodo de 1994 al 2012, el capital total del Sistema creció en 174 por ciento en términos reales.

Vale la pena señalar que antes de la crisis económica del 2008, la regulación y supervisión no eran percibidas como un factor de estabilidad y crecimiento, sino como limitantes y costosas. Sin embargo, después de la crisis, se evidenció la importancia de contar con una efectiva regulación y supervisión del Sistema Financiero, para poder contener los efectos negativos de la misma.

Debemos reconocer que en gran medida esto se da como un producto del esfuerzo conjunto que desde hace casi dos décadas han desarrollado tanto las autoridades financieras, como los integrantes del sector privado a fin de modernizar el marco de actuación de las entidades y construir bases robustas para su desarrollo.

Lo anterior se sustenta en tres aspectos fundamentales:

Primero.- Una sólida normatividad potencial puesta en marcha por las autoridades financieras.

Segundo.- Un buen manejo financiero y comercial por parte de los intermediarios, así como su profesionalización; y,

Tercero.- Una efectiva supervisión del sector bancario realizado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores en conjunto con las demás autoridades financieras.

El esfuerzo realizado permitió que a principios de este año entraran en vigor las nuevas reglas de capitalización a las que deben de sujetarse los participantes del sistema bancario, con lo cual en su momento México fue el primer país en adoptar el régimen que generará diversas ventajas para la economía.

Con ello, los bancos ahora cuentan con una mejor estructura de capital y un mayor respaldo en cuanto a la cantidad y calidad del capital. Ello les permite absorber posibles pérdidas ante escenarios económicos adversos y para recuperarse más rápidamente ante una crisis; además una composición de capital más sólida también les permite obtener financiamiento a un menor costo y, por lo tanto, ampliar sus actividades crediticias de manera sana.

Por otro lado, el entorno económico favorable del sector se ha reflejado en la entrada de nuevos participantes y de mayor inversión al mismo.

Vale la pena señalar que del 2007 a la fecha se otorgaron 16 nuevas licencias bancarias. El crecimiento ponderado de la cartera total de los nuevos bancos ha sido de casi 84 por ciento, mientras que los Bancos ya establecidos crecieron al 5 por ciento durante el mismo tiempo.

A la fecha los nuevos bancos cuentan ya con el 2.7 por ciento de la cartera del sector y adicionalmente han tenido una activa participación en el desarrollo de la infraestructura bancaria al haber abierto más del 40 por ciento de las nuevas sucursales en los últimos cinco años.

Entendiendo que estas nuevas instituciones bancarias muestran tasas de crecimiento mayores debido a su reciente creación, también se puede esperar que dichos bancos atiendan nuevos nichos de mercado y generen mayores condiciones de competencia en el sector, así como que continúan ampliando sus actividades.

Entonces, la implementación de estos cambios han resultado un sistema bancario robusto, rentable y bien capitalizado que permitió una tasa real constante de crecimiento de la cartera de 6.3 por ciento en los últimos 10 años.

Adicionalmente, la mejor administración de riesgos con nuevos modelos de evaluación y originación de créditos, así como de constitución de reservas ha permitido mantener bajo los niveles de morosidad para el mismo periodo.

No obstante, reconociendo que la profundidad del sistema no es la adecuada a la par del proceso de consolidación por el que han atravesado los Bancos en los últimos años se han llevado a cabo reformas para incrementar la penetración bancaria, dentro de los cuales destaca el esquema de corresponsabilidades bancarias, gracias al cual se ha establecido una amplia red de comisionistas que ha logrado acercar la oferta de algunos servicios y productos bancarios a zonas geográficas y segmentos de la población que anteriormente no contaban con un punto de acceso al sistema.

Es relevante mencionar que al cierre del año pasado la Banca Comercial contaba con más de 12 mil sucursales tradicionales y a través de 652 convencionistas autorizados que operaban a través de casi 24 mil establecimientos, es decir, más del doble de las sucursales anteriormente instaladas.

En este mismo sentido, se realizaron reformas al marco regulatorio con el fin de habilitar el uso de servicios financieros móviles y de permitir la apertura simplificada de cuentas, lo que en conjunto con el modelo de corresponsales bancarios establece ahora una plataforma para la oferta de productos y servicios acorde con las necesidades de la población.

En los próximos años tendremos el reto frente a nosotros de aprovechar de forma más intensa esta plataforma; es decir, aún hay desafíos importantes que requieren la instrumentación de medidas innovadoras, y es necesario conjuntar esfuerzos para planear las siguientes soluciones:

Con esta idea en mente, doy inicio al segundo punto de la exposición: reflexionar acerca de cuáles son las principales tareas pendientes y los retos más relevantes a los que haremos frente en los próximos años.

Un primer aspecto por analizar es que a pesar de su sólida condición actual, el Sistema Financiero Mexicano es relativamente pequeño en comparación con el tamaño de la economía del País.

De acuerdo con los indicadores macroeconómicos del desarrollo, publicados por el Banco Mundial, como ya lo mencionaba el Subsecretario Aportela, el crédito interno al sector privado en México equivale al 26 por ciento del PIB, mientras que comparado con otros países de Latinoamérica y el Caribe, el promedio es de 44, y en particular en Brasil alcanza el 61 por ciento.

Por otro lado, es importante impulsar el financiamiento a las pequeñas y medianas empresas, ya que si bien este sector genera aproximadamente el 52 por ciento del PIB y el 72 por ciento del empleo, solamente recibe cerca del 15 por ciento del crédito total de la Banca.

Además, de acuerdo con una encuesta realizada por el Banco Mundial, sólo el 32 por ciento de las empresas cuentan con un préstamo bancario o una línea de crédito, mientras que cerca del 30 por ciento de las compañías indicaron que la falta de acceso a financiamiento es una de las principales restricciones que enfrentan.

Un segundo aspecto es que todavía existe un porcentaje importante de la población que no cuenta con acceso o no utiliza los productos que ofrecen los Bancos y otros intermediarios; por ejemplo, conforme a los resultados obtenidos en la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, sólo el 35 por ciento de los adultos utiliza algún mecanismo de ahorro formal, mientras que el crédito formal es utilizado por apenas el 27 por ciento de la población adulta. Sin duda, ambos son ejemplos de las tareas pendientes en el sector.

Aunado a la escasez de productos y penetración en los niveles socioeconómicos bajos, así como para algunas actividades productivas, encontramos también que a pesar de que en los últimos años las tasas de interés se han reducido, éstas siguen siendo altas en algunos sectores, en comparación con las ofrecidas en otras economías de tamaño similar.

Hay mucho por hacer todavía en cuanto al costo de obtener financiamiento, tanto en tasas como en comisiones.

Las mejoras regulatorias por venir tendrán que promover una mayor eficiencia operativa, así como la innovación en el sector, que se abatan costos y se genere un mayor acceso a los usuarios de servicios financieros.

Con base en estas conclusiones, estoy convencido que el principal reto tanto para las autoridades, como para las instituciones, es lograr que el Sistema Bancario Mexicano sea más profundo e incluyente, a fin de que se desarrolle todo su potencial para impulsar el crecimiento económico en México y elevar el bienestar de la población.

Al inicio de este Gobierno, el Presidente Peña Nieto delineó con precisión cinco ejes fundamentales para el desarrollo nacional, en particular, el segundo de ellos tiene el objetivo de que el país esté integrado con una clase media con equidad y cohesión social e igualdad de oportunidades a través de un México Incluyente.

El sector financiero tiene mucho por hacer para lograr este objetivo.

Por otra parte, el cuarto eje establecido por el Presidente Peña Nieto, busca, entre otros objetivos, acelerar el crecimiento económico, fomentar la competencia en todos los ámbitos, aumentar el crédito para financiar áreas estratégicas y promover la economía formal.

Para lograr lo anterior, es indispensable que todos los actores de los sectores público y privado, demuestren una clara voluntad de generar consensos y mantengan una actitud abierta y responsable frente a los retos planteados.

Asimismo, estos compromisos quedaron registrados en el Pacto por México, son el compromiso 62, fortalecer a la Banca de Desarrollo; así como el compromiso 63, modernizar la regulación de la Banca Múltiple.

Por último, quiero comentar que en esta tercera parte de mi intervención algunas de las iniciativas que se pondrán en marcha en la presente administración para avanzar en el logro de las ambiciosas metas que nos hemos propuesto cumplir.

En este contexto, es pertinente mencionar que las iniciativas que serán presentadas próximamente en materia financiera, las cuales tienen como fin último el fortalecer el marco rector de las instituciones de crédito para que éstas sean promotoras del desarrollo económico de nuestro país.

En este sentido, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores tendrá como prioridad la pronta adopción e implementación de la regulación aplicable, así como instrumentar eficazmente las nuevas facultades.

Seguiremos promoviendo la coordinación de las acciones para mantener la estabilidad del sistema financiero, evitar posibles riesgos sistémicos y provenir los potenciales impactos negativos en caso de que algunos factores de riesgo provenientes del entorno económico internacional se materialice; así como la correcta administración de riesgos y transparencia en el sector.

La Comisión Nacional Bancaria y de Valores trabajará con la Asociación de Bancos de México en la conformación de una agenda conjunta que permita continuar avanzando en temas fundamentales, entre los que destacan:

- Las labores del Consejo Nacional de Inclusión Financiera con el fin de incrementar el nivel de penetración bancaria en el país.

- Disminuir las barreras de entrada para incrementar la competencia y fomentar el ingreso de nuevos competidores y productos al sistema bancario.

- Mejorar los procesos de autorización y supervisión de los diversos agentes del sector en pro de los usuarios finales; así como establecer reglas claras con el fin de transparentar los procesos en la información sobre los productos bancarios que faciliten la toma de decisiones por parte de los usuarios de los servicios financieros en nuestro país.

Por otro lado, quiero hacer énfasis en que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores seguirá dando cabal cumplimiento a su objeto de supervisar y regular en el ámbito de su competencia a las entidades integrantes del sistema financiero mexicano a la vez que buscará inhibir prácticas que no se apeguen al marco normativo vigente, todo ello con el fin de procurar su estabilidad y correcto funcionamiento, así como mantener y fomentar un sano y equilibrado desarrollo en protección de los intereses del público.

En síntesis, actualizar el marco regulatorio, promover la competencia, fomentar la inclusión financiera y procurar la estabilidad serán las herramientas con las que esperamos impulsar un desarrollo sostenible del sistema y un sano crecimiento del crédito bajo estándares prudentes y de calidad que garanticen la solvencia y solidez de las instituciones de crédito en lo individual y en su conjunto.

Señoras y señores: como ya lo mencionaba el Subsecretario Aportela, tenemos ante nosotros una gran oportunidad, los invito a colaborar en forma reflexiva y comprometida para definir las oportunidades de crecimiento en México como lo señala el motivo que nos convoca en esta Convención Bancaria.

Estoy convencido que desde el ámbito de nuestras respectivas competencias y responsabilidades, nuestros esfuerzos nos permitirán consolidar el sistema bancario como un enérgico promotor del crecimiento económico, la productividad, el empleo y primordialmente un mayor bienestar para México y para su gente.

Muchas gracias.

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