Versión estenográfica Acapulco, Gro., 8 de abril de 2011.
- ING. IGNACIO DESCHAMPS GONZÁLEZ: Señoras y señores, con gran gusto les doy la bienvenida a la Conferencia Magistral de nuestra Convención Bancaria y que por el conferenciante será, seguramente, una memorable ocasión.
Hoy nos distingue con su presencia, el ex Presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, destacado estadista, quien fungió como Presidente de Brasil por dos períodos consecutivos, del 2003 al 2011.
Los excelentes resultados que logró como Jefe del Estado Brasileño ya son reconocidos y apreciados por la historia.
Como candidato a la presidencia, el Presidente Lula obtuvo votaciones sin precedentes, 53 millones en el año 2002 y 58 en 2006, más del 60 por ciento de la votación total.
Durante sus dos períodos al frente del Poder Ejecutivo, el Presidente Lula se caracterizó por un eficiente manejo de la economía, promoción de la inversión y trascendentes avances institucionales.
Con especial éxito, el Presidente Lula mantuvo la estabilidad económica con crecimiento, impulsó reformas importantes, como la de la Empresa PETROBRAS, sobre la que será muy interesante, Presidente, escuchar sus reflexiones, después del interesante debate que escuchamos hace unos momentos sobre este tema entre los partidos políticos.
Por ello, no es extraño que el índice de aprobación final de su pueblo fue de más del 80 por ciento. Será para nosotros un privilegio escucharlo y démosle entonces un caluroso aplauso de bienvenida al Presidente Luiz Inácio Lula Da Silva.
- LUIZ INÁCIO LULA DA SILVA: Quisiera, ante todo, decirle al compañero Ignacio Deschamps González, Presidente de la Asociación de Bancos de México, así como al compañero Francisco Gil Díaz, Presidente Ejecutivo de Telefónica de México, que es un enorme gusto estar acá en México hoy día para poder conversar un poco con ustedes sobre la crisis y soluciones para ella.
Ustedes se han dado cuenta que estoy usando una guayabera nuevecita que fue un regalo del compañero Calderón. Por lo tanto, quien me vea en la televisión pensará que es un mexicano el que está hablando.
Pues bien, debo decirles que no tienen que asustarse con el tamaño de tantos papeles que he traído, que acabo de salir de una impresora y creo que los voy a dejar a un lado y voy a recurrir a ellos solamente cuando los necesite. Trataré de hablar despacio para que nuestro intérprete pueda traducir. Nuestro intérprete es un cubano naturalizado brasileño y quiero que todos me entiendan cada una de las palabras que les diga a ustedes.
Primeramente, ustedes deben saber ya que yo perdí muchas elecciones en Brasil, fueron cuatro elecciones las que perdí: una cuando me postulé a Gobernador en el año 1992, otra para Presidente en 1989, otra nuevamente para Presidente en 1994 y otra en 1998.
Algunos decían que Lula nunca más debería postularse a Presidente de Brasil, porque tengo una hipótesis: “Él vencería” Pero en el año 2002, ya más preparado, saqué muchas lecciones de las derrotas de antes y pudimos construir una alianza política que me llevó a la Presidencia de la República.
El Vicepresidente, que acaba de fallecer el lunes pasado, tenía como Vicepresidente a un hermano y a un gran empresario brasileño, que me garantizó la credibilidad en un segmento de la sociedad que tenía miedo de que Lula fuera elegido como Presidente de la República.
Cuando me eligieron Presidente de la República yo estaba convencido de que no podría equivocarme. Cualquier Presidente podría equivocarse, es más, es habitual que uno se equivoque, y cuando se equivocan normalmente estarán unos meses en Nueva York o unos meses en París, en Londres, esperando que el pueblo no se acuerde mucho de lo que sucedió, se olvide de lo que ellos hicieron antes, para que entonces puedan postularse nuevamente, pero no es el caso de México, porque ustedes no tienen reelección.
Yo entendía claramente que cuando concluyera mi mandato volvería a vivir en la misma casa en que vivía antes de que me eligieran Presidente, a 600 metros del sindicato que me había proyectado a la vida política, así que de ninguna manera podría equivocarme. Yo entendía claramente aquí en mi mente, Walesa fue Presidente de Polonia y cuando Walesa trató de postularse nuevamente recibió 0.6 por ciento de los votos, yo entendía claramente que si un metalúrgico elegido como Presidente de la República no diera buenos resultados jamás, nunca más un trabajador podía de nuevo postularse a la Presidencia de mi país.
Así que era una profesión de fe, un compromiso más que político de que teníamos que hacer las cosas correctamente y precisamente por esta convicción en el año 2003 cuando el país volvía a tener índices de inflación de 12.5 por ciento, donde el país ya no tenía crédito para pagar sus exportaciones, yo tomé posesión como Presidente de la República. Y puedo decirles a todos ustedes que ocho años después yo no estoy seguro de cuántos Jefes de Estado tendrían el valor de hacer el ajuste fiscal que yo hice en el año 2003.
Yo cambié mi patrimonio político, mi credibilidad política por la necesidad de hacer un ajuste, recuperar la estabilidad, recuperar también la credibilidad interna y externamente y, al mismo tiempo, crear las condiciones para que en el futuro Brasil pudiera volver a crecer y también a tener respetabilidad en todo el mundo.
Para que tengan ustedes una idea, el superávit primario era de 3.75, ya era bastante elevado; cuando yo estaba en la oposición criticaba eso y exactamente yo, precisamente yo, aumenté el superávit primario a 4.25 ya en el primer año de mi mandato, y lo hice porque estaba convencido, estaba seguro de que yo me estaba comportando como un padre, un padre que va a dar un remedio amargo para su hijo, una medicina amarga y el hijo no quiere tomarse aquella medicina, pero el padre obliga al hijo a tomarse la medicina porque es por su bien y por su futuro.
Con esta decisión empezamos a darnos cuenta de que Brasil estaba reconquistando su credibilidad; Brasil prácticamente no tenía reservas internacionales y también tenía 30 mil millones de dólares en nuestra cuenta.
El día 25 de enero fui a Davos, en Suiza, y allá descubrí que era necesario que Brasil diversificara sus relaciones comerciales. No podíamos depender solamente de Estados Unidos o solamente de Europa, era necesario mirar hacia América del Sur. Tú tienes fronteras con Brasil y, sin embargo, estábamos dándole las espaldas a América del Sur y América del Sur dándolos las espaldas a nosotros.
Era necesario mirar hacia América Latina como un todo. Era necesario mirar hacia México, el segundo país en población y en riqueza en este Continente. Era necesario mirar hacia África también. Era necesario mirar hacia el Medio Oriente. Y también era necesario fortalecer nuestras relaciones con el mundo asiático.
Yo me acuerdo que cuando viajé por primera vez a África me dijeron que estaba loco, que debería ir a París o a Londres, y los que lo decían ni siquiera miraban el flujo de la balanza comercial entre Brasil e Inglaterra, o entre Brasil y Francia.
Nuestra perspectiva de crecimiento era a través del fortalecimiento de las relaciones con países iguales, en lo que se refiere a semejanzas, países cercanos a la realidad brasileña. Y logramos hacer algo extraordinario, salimos con cinco años de una balanza comercial de 60 mil millones de dólares y lo llevamos a 200 mil millones de dólares. Ese fue el aumento con México, por ejemplo, salimos de un poco más de 1 mil millones, a 7 mil millones de dólares en el 2010. Y es muy poco todavía si consideramos el tamaño de la economía mexicana y brasileña.
México necesita mirar hacia Brasil y Brasil necesita aprender a mirar hacia México. Y en lugar de vernos como competidores, tenemos que vernos mutuamente como aliados para disputar mercados con otros que son más fuertes y más grandes que Brasil y México.
El dato concreto y objetivo es que esta diversificación de aliados comerciales garantizó a Brasil que cuando llegara la crisis un poco más tarde, años después, yo pudiera decir que la crisis en Brasil sería solamente una pequeña ola y no una crisis, como sucedió en Estados Unidos o Europa.
Después de diversificar nuestras alianzas decidimos enfrentar otro reto, un reto histórico, el reto histórico para los economistas, gobernantes y para los políticos en sentido general. Había dos tabús en Brasil, eran dos cosas difíciles de romper: la primera, que era incompatible el crecimiento de las exportaciones con el fortalecimiento del mercado interno. Algunos decían que cuando el mercado externo aumentara o creciera, nosotros tendríamos que disminuir el mercado interno. Ese era uno de los tabús.
El otro era que algunos decían que era imposible aumentar los salarios sin que aumentara la inflación al mismo tiempo. Nosotros rompimos esos dos paradigmas esos dos tabúes, creció el mercado interno y al mismo tiempo crecieron las exportaciones, el mercado externo.
Durante todos los ocho años de mi gobierno, todos los trabajadores y todos los sindicatos tuvieron un aumento real de sus salarios superior a la inflación, el salario mínimo lo aumentamos prácticamente en un 60 por ciento en esos ocho años, y la inflación sigue controlada y el mercado interno sigue creciendo.
Así que este tabú fue importantísimo que lo rompiéramos para que pudiéramos lograr que Brasil dejara aquella bobería a un lado, esa bobería de un crecimiento en potencial que los economistas decían que Brasil tenía y que Brasil no podría crecer superior a una tasa de un 3 por ciento.
Yo había aprendido en mi vida como sindicalista que ningún hombre o mujer es respetado por su interlocutor si antes no se respetan a sí mismos. Las personas solamente respetan a aquellos que se respetan a sí mismo, eso sucede en el sector empresarial, en la vida de los bancos, en la vida sindical y principalmente en la vida política.
Si un ser humano no se respeta a sí mismo simplemente no puede esperar que otros lo respeten; y Brasil, y no sé si eso sucede aquí en México, pero en Brasil al menos teníamos un complejo de inferioridad. Yo creo que en toda América Latina hay complejo de inferioridad: “Todo lo que viene de fuera es mejor, solamente tenía valor la persona que habla inglés. Tenemos que obedecer en un primer momento la corona española, la portuguesa, después Inglaterra y después Estados Unidos”.
Así que no teníamos autonomía para decidir abiertamente la política que queríamos implantar en nuestra región. De manera tal que cuando en Brasil nos opusimos al libre comercio junto con Estados Unidos y Canadá era porque pensábamos que en realidad América Latina no estaba lista para un área de libre comercio con Estados Unidos, ya que había muchos países que no tenían la mínima condición de participar en un área de libre comercio y, por parte de los estadounidenses, no existía ningún compromiso de conceder dinero a esos países más pobres como sucedió por ejemplo en el caso de Unión Europea que dio dinero a Grecia, Portugal, España y otros países.
De este modo, después de romper ese tabú aumentamos los salarios, aumentaron las exportaciones y también el mercado interno, al mismo tiempo hicimos una excelente distribución de ingresos en Brasil, porque aquí hay otro equívoco, otro equívoco de muchos economistas y también de muchos gobiernos.
En la década de 1970, cuando Brasil crecía a una tasa de 14.5 por ciento al año los gobernantes decían así: “No podemos hacer distribución de ingresos en este momento, es necesario que la torta crezca y cuando crezca bastante entonces la distribuimos”. Y aquella torta crecía y crecía, y crecía, y cuando los trabajadores querían comer un pedacito de la torta, simplemente ya se había acabado, solamente lo que quedaba eran aquellas bolitas de decoración.
Y nosotros cambiamos ese discurso, es necesario crecer y distribuir al mismo tiempo, inclusive porque el crecimiento tiene sentido si la sociedad da seguimiento a ese crecimiento mejorando su calidad de vida, principalmente de los sectores más pobres.
Ustedes podrían preguntarse: ¿qué pasó en Brasil? Primeramente, creamos un programa al que le llamamos: Bolsa o Canasta Familiar. El Programa Bolsa Familiar o Canasta Familiar atiende hoy a 13 millones de familias brasileñas, más de 44 millones de personas que reciben un ingreso mensual, una inversión de 7.5 mil millones de dólares, que se dona a la mujer de la familia, no al hombre, sino a la mujer, para que ella entonces haga llegar comida a la barriga de sus hijos.
Muchos me criticaron diciendo que estaba haciendo una política populista, que era populismo, proselitismo, que era asistencialismo, que yo debería hacer puentes, construir carreteras, construir ferrovías, ferrocarriles. Y yo realmente quería construir puentes, carreteras, pero también quería permitir que la parte, el segmento más pobre de la población pudiera comer las calorías y las proteínas necesarias para la vida del ser humano, y que pudieran ellos construir esos puentes y esas carreteras y ferrocarriles que tanto el país necesita.
Y exactamente esa política de transferencia de ingresos, con una fuerte política de microcréditos, de crédito consignado con pago en nómina, porque, por cierto, es importante aquí, en este foro con banqueros, decir que los pobres tienen dificultad para llegar al Banco, ¿sabían?, y que tienen dificultades también de pedir dinero prestado, porque el argumento es que no tienen garantías; si no tiene garantías entonces un padre no le presta dinero a su hijo, mucho menos un Banco.
Así que creamos una modalidad que se llama: crédito consignado con descuento en el contracheque; el trabajador da como garantía su nómina, toma el dinero prestado del Banco a una tasa de interés más bajo y al final del mes podría descontarse en 36 meses, en 24 ó 12 meses, lo que sea, a través de un acuerdo realizado entre el Banco y el sindicato, se descontaba como máximo el 30 por ciento del salario, para que el dinero no se le agotara al trabajador.
Hoy día el crédito consignado tiene en crédito en Brasil aproximadamente 80 mil millones de dólares.
Otorgamos créditos a los jubilados también, 26 millones de jubilados que ganan como máximo un salario mínimo, el equivalente a 400 dólares más o menos. Este jubilado o retirado no tenía derechos de llegar al Banco solamente para recibir su jubilación; hoy día este jubilado puede pedir prestado al Banco con tasas sin intereses más bajas y puede vivir como un ciudadano.
Para que tengan ustedes una idea, y este número es impresionante, teníamos 70 millones de brasileños y brasileñas con cuentas en los bancos en el 2003, en el 2010; ahora tenemos 115 millones de brasileños con cuenta en el banco. Quizás ha sido la mayor tasa de bancarización que yo conozca en los últimos tiempos.
Así que el pobre empezó ahora a tener el derecho a entrar en la sucursal bancaria, no solamente para recibir su jubilación o su salario, sino también para recibir préstamos, y seguramente los bancos aquí que participan en Brasil saben cómo eso funcionó.
Al mismo tiempo tuvimos un crédito fuerte, por primera vez hicimos el Banco de Desarrollo Social Económico en Brasil, la cash económica federal, que también promueve varios tipos de inversiones y ellos empezaron a prestar dinero a los pobres.
Uno de los días más orgullosos de mi vida fue el 23 de diciembre del 2009, cuando el BNDSE, Banco Nacional de Desarrollo Social y Económico, prestó 200 millones de reales, 120 millones de dólares aproximadamente a los recogedores de materiales reciclables de Sao Paulo para que formaran su cooperativa.
Ustedes que trabajan en los bancos saben bien que el pueblo pobre suele pagar sus deudas, porque el único patrimonio que él tiene es su nombre y su rostro y tiene pena, tiene vergüenzas si no paga su deuda. Así que no tengan miedo de prestarle dinero a los pobres, porque la solvencia de 2 mil pobres es menor que la de solamente un rico que a veces toma dinero prestado y no lo devuelve.
Después de organizar la distribución de renta se concedió crédito. Yo descubrí una cosa muy importante. Yo era trabajador metalúrgico, era socialista y fue necesario que un metalúrgico insocialista, de los cuales los banqueros tenían miedo, de los cuales los empresarios también tenían miedo, cuando yo pasaba allá en Sao Paulo por la puerta de la Federación Brasileña de Bancos, la gente cerraba las puertas, la Bolsa de Valores de Sao Paulo cerraba las puertas, cuando nos manifestábamos, pero este mismo metalúrgico se atrevió a desafiar la élite brasileña que decía que Brasil era un país de economía capitalista, pero que no tenía capital ni tampoco financiamientos.
Les voy a dar este número: en marzo del 2003 todo el crédito que se puso a disposición en Brasil, que existía en Brasil era el equivalente a 380 mil millones de reales, podemos hacer la equivalencia, unos 200 mil millones de dólares, era todo el crédito disponible en Brasil, privado y público, llegaba a esa suma de 200 mil millones de dólares.
Hoy día tenemos un billón 700 mil millones de dólares, o sea, tenemos más de un billón de dólares de crédito disponible en el país. Es decir, Brasil se está convirtiendo ahora de verdad en un país de economía capitalista y solamente como de crecimiento económico podremos hacer las políticas de transferencia de ingresos.
A veces me preguntan: “Lula, tú eres metalúrgico, ¿cómo es posible la situación de los bancos que ganan tanto dinero?” Y yo les digo: prefiero que los Bancos ganen dinero a que tengan perjuicio y daños, porque cuando los Bancos tienen perjuicio es el Estado el que va a pagar para salvar a los cuentacorrentistas de ese Banco”.
Es importante que no volvamos a permitir que se gane dinero solamente con cosas tales como: derivativos o derivados, cosas como “supreme” en Estados Unidos o con cosas que no producen, papeles que no producen, un tornillo, un zapato; o sea, es necesario que haya una combinación del crecimiento del Banco con el crecimiento de la calidad de vida de las personas, generación de empleo, fortalecimiento de la industria, etcétera. Es eso lo que sí necesitamos.
Amigos y amigas, después de esta primera fase de mi Gobierno vino la reelección, y yo tenía miedo de un segundo mandato, porque conozco experiencias negativas en reelección o de segundo mandato, pero hoy le doy gracias a Dios de que me hayan reelegido para un segundo mandato. Cuando me eligieron para este segundo mandato, para la segunda gestión, me eligieron con base en un programa de compromisos que realmente iba más allá de mi mandato, era un programa de inversiones que preveía inversiones de unos 380 mil millones de dólares, del 2007 al 2010; y esto involucraba a la empresa privada, a la empresa pública y el financiamiento del Estado brasileño.
Ustedes saben que acabamos de descubrir grandes yacimientos de petróleo en Brasil. Ustedes saben también que no fue Bill Gates ni Carlos Slim, ni el dueño de la General Motors, ni tampoco de EXXON quien hizo la mayor capitalización de la historia de la humanidad, la mayor capitalización de la historia de la humanidad no se hizo en la Bolsa de Valores de Nueva York ni en Frankfurt, ni por estos mega inversionistas que mencioné, fue hecha por mí, un metalúrgico de la ciudad de San Bernardo de Campo, fue la capitalización de 70 mil millones de dólares de la PETROBRAS, la empresa, hecha en la Bolsa de Valores de Sao Paulo.
Ustedes saben que PETROBRAS es una empresa poderosa. En 1997 PETROBRAS rompió su monopolio, hubo cambios en la Constitución y PETROBRAS se transformó en una empresa de economía mixta. Tiene acciones en la Bolsa de Nueva York, se vendieron acciones a los trabajadores brasileños y el Gobierno tiene más o menos el 38 por ciento de las acciones de la PETROBRAS, con el descubrimiento de los yacimientos del petróleo y la capitalización, quizás el Gobierno tenga más acciones.
PETROBRAS es una empresa altamente moderna. PETROBRAS hoy día está en condiciones de hacer inversiones, renovación tecnológica. PETROBRAS actualmente tiene el segundo centro de investigación más grande del mundo que acaba de inaugurarse en Río de Janeiro.
PETROBRAS tiene la mayor tecnología de prospección en aguas profundas de todas las empresas del mundo, y esto no es fruto de la suerte, fue fruto de la inversión, mucha inversión.
Cuando yo llegué a la Presidencia de la República, PETROBRAS aunque sea una empresa mixta, de capital mixto, con acciones en Nueva York, quien indica la dirección es el Presidente de la República, la dirección de la Empresa, y yo siempre bromeaba diciendo que PETROBRAS era tan importante que el Presidente de PETROBRAS debería ser elegido y él indica el Presidente de la República. Vean ustedes la importancia de PETROBRAS en la economía brasileña.
PETROBRAS entonces sale de un patrimonio de 15 mil millones de dólares a un patrimonio de 215 mil millones de dólares.
Consideramos que la empresa progresa, solamente se seguirá invirtiendo si seguimos investigando. En los años 70, Brasil tenía la segunda flota naval del mundo, o sea, la segunda industria Naval del mundo, era brasileña, eso era en 1970; en el año 2000 Brasil no tenía simplemente industria naval, no producía ni siquiera un buque. En estos ocho años recuperamos la industria naval brasileña, acciones de la PETROBRAS, las plataformas de la PETROBRAS, los buques petroleros de PETROBRAS que se construían en Corea, en Singapur y otros países, hoy día se construyen en Río de Janeiro, en Sau Paulo, Pernambuco, y cuando disputé las elecciones mis adversarios decían que Brasil no tenía tecnología para construir plataformas petroleras en Brasil y hoy la industria naval que en el año 2003 tenía solamente un mil 600 trabajadores tiene hoy 56 mil trabajadores generando empleo, riqueza y distribución de ingresos.
Así que considero que el Estado desempeña un papel muy importante. Ahora lo que el Estado no puede hacer es tener miedo de establecer alianzas con la iniciativa privada y hacer lo que es necesario hacer en un país. No hay por qué tener miedo, lo que es necesario es establecer las reglas, reglas del juego que sean claras.
Nosotros hoy día queremos explorar el potencial de PETROBRAS que hace 30 años no construía una refinería en Brasil y hoy está construyendo cinco; una de 600 mil barriles por día, otra de 300 mil barriles por día, otras de 220 mil barriles por día, otras de 200 mil barriles por día, y otra de 40 mil barriles por día, y quien toma la decisión es el gobierno, junto con el Consejo de Administración de la Empresa.
Aunque sea una empresa de economía mixta, los intereses estratégicos de la nación brasileña están por arriba del interés de un técnico, por muy bueno que éste sea, y PETROBRAS hoy día como los yacimientos de la capa presal seguramente la empresa dará un salto de calidad.
A PETROBRAS no le gustaba trabajar con gas, PETROBRAS tampoco quería lidiar con gas; debido a la crisis con Bolivia, PETROBRAS hoy ya es autosuficiente en gas, y PETROBRAS se está transformando en una empresa de energía realmente, construyendo termoeléctricas, participando en otras construcciones y proyectos, principalmente en biocombustibles, produciendo biodiesel de segunda generación y etanol también de segunda generación.
Y yo soñaba con el día en que PETROBRAS y PEMEX, sin renunciar a sus características, sin renunciar a su nacionalidad, que PETROBRAS y PEMEX pudieran unirse, quizás construir otra empresa para explorar otros mercados del mundo, un mercado cada vez más competitivo. Es algo que creo que PETROBRAS y PEMEX deben discutir, que los gobiernos también necesitan discutir, porque realmente pienso que nosotros tenemos que explorar petróleo en otras regiones y tenemos que transformarnos, como empresa latinoamericana, en las empresas más productivas, en las más rentables y en las de mayor envergadura.
Espero que algún día esto suceda. No fue posible en mis ocho años de gestión, pero estoy seguro que sí puede suceder.
Todos ustedes saben que soy un defensor del combustible renovable. Ustedes también saben que no me conformo con que estemos gastando dinero en combustible fósil, que responde por la contaminación ambiental. Y estoy seguro que todos los países con tierras podemos garantizar la seguridad alimentaria, que es la principal energía del ser humano, y después debemos empezar a pensar en qué tipo de energía renovable vamos a utilizar para que gradualmente nos libremos de ese combustible tan contaminante que tenemos.
Compañeros y compañeras, en Brasil, cuando las cosas estaban saliendo bien, mis adversarios decían que yo tenía suerte. “A Brasil le está dando buenos resultados porque Lula tuvo suerte”. Yo le agradezco a Dios tener suerte, se lo agradezco, porque ningún equipo de fútbol quiere un portero que no tenga suerte. Es necesario que el portero tenga suerte, para que no deje entrar la pelota a la portería, y un Presidente también necesita tener suerte. Al mismo tiempo, tiene que tener poder de decisión.
Hoy puedo decirles a todos que gobernar no es difícil, si el gobernante hiciera simplemente lo que es obvio. Si él hace lo que todo mundo piensa que él tiene que hacer, no tendría problema; pero muchas veces dejamos lo fácil y tratamos de hacer lo difícil, y entonces las cosas no salen bien.
Brasil, desde 1975, no invertía en infraestructura. Hoy día, además de los yacimientos del PRESAL, que tiene inversiones de 224 mil millones de dólares, además también del Programa de Aceleración del Crecimiento, veremos, de todas las hidroeléctricas construidas en el mundo, hoy día nosotros tenemos las tres más grandes, las tres más grandes se están construyendo en Brasil. Brasil está construyendo 6 mil kilómetros de ferrocarriles, de ferrovías, que conectan todo el país de un extremo al otro.
Brasil, si Dios quiere, este año, porque es un compromiso de la Presidenta Dilma, construirá el tren de alta velocidad que une la ciudad de Campinas, la ciudad de Sao Paulo y la ciudad de Río de Janeiro. Tendremos pronto el Mundial de Futbol y espero que México participe en la final, pero que no nos ganen, pero que juegue en la final, dejando a Brasil, claro, ganar.
En el 2016 tendremos los Juegos Olímpicos, en el 2015 tendremos la Copa América y en el 2011 tenemos la Copa Militar, la Olimpiada de los Militares, con 6 mil atletas participando.
Todo esto son posibilidades de construcción de alianzas entre empresarios mexicanos y empresarios brasileños. Si los mexicanos no miran hacia esto, los americanos van a mirar, los franceses también van a mirar, los alemanes, así que todos los que un día dijeron que era necesario tener miedo de los empresarios brasileños, van a asociarse a ellos. Por eso yo defiendo que los Bancos mexicanos hagan reuniones entre los empresarios brasileños y los mexicanos, que organicen por lo menos dos al año, una en Sao Paulo y otra en Ciudad de México, por ejemplo, para que se conozcan, para que aprendan a construir alianzas, no queremos que uno compre la empresa del otro, nada de eso, tenemos que construir alianzas para que tengamos empresarios binacionales fuertes, competitivos, y no permitir que las inversiones vayan para China todas y que solamente queden pocos en América Latina.
Solamente mirar el mapa de México y el mapa de Brasil. Vean ustedes el PIB mexicano y el PIB brasileño; la población de México, la población de Brasil. Y entonces descubriremos que hay algo equivocado en nuestra relación. No es posible que dos países de nuestro tamaño, como México y Brasil, tengan una balanza comercial de tan sólo 7 mil millones de dólares, no es posible.
Puede ser que uno u otro sector empresarial tenga dificultades, bueno, pero no podemos pensar en un sector o en otro, tenemos que pensar en el conjunto, en México. Tenemos que establecer una política más osada, más atrevida entre Brasil y México, entre Brasil y América del Sur, que no es solamente Brasil, Argentina, Colombia, Perú, son doce países con un potencial extraordinario, donde México puede mirar hacia Estados Unidos sin problema ninguno, puede seguir mirando hacia allá, puede mirar todos los días hacia Estados Unidos, pero mire un poquito hacia abajo, hacia América del Sur, mire un poquito hacia Brasil, para que podamos mejorar México y mejorar a Brasil.
Así que quisiera decirles que cuando llegó la crisis me atacaron, porque dije que la crisis en Brasil sería solamente una pequeña olita, mi traductor ya lo ha de haber dicho, una pequeña ola, maroleña, es la palabra en portugués, una pequeña olita que ni se siente. Y me atacaron diciendo que yo estaba loco, que la crisis sería profunda, y llegué a decir que era profunda para Bush, pero no para mí. ¿Por qué no era profunda para mí? Porque el Programa de Aceleración del Crecimiento fue implantado antes de la crisis.
Nuestra posición de invertir fue mucho antes de la crisis, en el año 2007.
Así que teníamos fuertes inversiones en infraestructura, gas, petróleo, combustible renovable, teníamos una situación muy privilegiada y además teníamos 204 mil millones de dólares como reservas en el Banco Central Brasileño, y ya habíamos devuelto los 30 mil millones de dólares al FMI.
Ustedes no saben qué maravilla, cuando yo llamé a mi amigo, el Presidente del FMI en aquel momento, y le dije: “Compañero, yo quiero devolverte la plata –dice en español- que nosotros le debemos” “No, Presidente Lula, no se preocupe, no lo necesitamos, quédate con el dinero” Y yo le dije: “No, -dice en español el Presidente- yo te voy a devolver la plata” Y ustedes no saben qué alivio, qué alegría, yo que estuve 30 años de mi vida manifestándome: “Fuera el FMI” Y hoy le prestamos 14 mil millones de dólares al FMI. Ahora, yo no le debo, ellos me deben.
Compañeros y compañeras, yo sé que ya se acerca la hora de concluir y quiero decirles algo: nosotros hicimos lo que tenemos que hacer para enfrentar la crisis. Véanlo ustedes, resolvimos el problema de la industria automotriz brasileña en tan sólo una semana, en Estados Unidos tardaron siete meses para resolver su problema. Ustedes que trabajan en los bancos lo saben, tuvimos un problema de financiamiento muy serio porque el dinero simplemente desapareció, yo lo leía en los periódicos: “Mil millones de dólares circulan por el océano todo el mundo, trillones de dólares, billones de dólares”, y un buen día ni siquiera PETROBRAS conseguía mil dólares prestados. Entonces, PETROBRAS empezó a competir con los bancos brasileños y decidimos tomar algunas medidas, quien tiene banco en Brasil sabe bien que nosotros liberamos 100 mil millones de reales de compulsorio para facilitar la compra de portafolios o carteras de financiación.
Un día llamé al Presidente del Banco de Brasil y le dije: “Yo quiero saber si ustedes pueden financiar vehículos” Y él me dijo: “No tenemos expertise, tenemos el conocimiento técnico para eso ¿Cuánto tiempo necesitan ustedes para construir ese expertise?” “Ah, por lo menos un año, año y medio”, me dijo. Y yo le dije: “Entonces, yo fui y compré el expertise y compré el Banco con 50 por ciento”. Ahora fue más barato y más fácil adquirir expertise y entonces recuperamos la economía, ya en el mes de marzo volvimos a producir vehículos, romper récords de producción y de venta de carros.
Pero lo más importante también en todo esto es que tomamos todas las medidas anticíclicas de inmediato, redujimos impuestos para fogones, neveras, vehículos, máquinas de todo tipo, redujimos el precio de todo eso, y la economía brasileña velozmente recuperó su crecimiento.
Tenemos un sistema de bancos públicos que realmente marca la diferencia entre Brasil y varios países, tenemos un banco que financia vivienda y saneamiento básico, que es un banco muy fuerte.
Cuando yo llegué al gobierno, Cash Económica Federal tenía aproximadamente 5 mil millones para las inversiones, hoy día tiene 275 mil millones destinados a las inversiones; el banco de Brasil tenía poco más de 100 mil millones y hoy tiene 390 mil millones. El BND, el Banco Nacional de Desarrollo, tenía 31 mil millones y el año pasado prestó 170 mil millones a las empresas brasileñas.
Así que este sistema de bancos públicos, combinado con una estructura fuerte de la Banca privada, porque en Brasil el palanqueo se controla más que como se hacía en Estados Unidos, y se permitió que retomáramos, recuperáramos el crecimiento, no el ritmo que yo quisiera, porque muchos Bancos realmente tuvieron miedo de prestar dinero y el dinero entonces experimentó una retracción, principalmente el dinero que venía prestado en dólares desde Estados Unidos y Europa.
Ahora, puedo decirles que la crisis no ha acabado. Es importante que todos estemos alerta, la crisis no ha acabado. Ustedes se acuerdan cuando hubo la crisis en México, el FMI ya se lo sabía todo sobre México. Yo nunca he visto tanta gente dando consejos cuando hay crisis en un país pobre, todo el mundo sabe de todo. Parecen aquellas botellas de agua bendita de la iglesia, todo el mundo quiere meter la mano.
Cuando hubo la crisis en Brasil todo el mundo también ya sabía la solución. Cuando sucedió en los países ricos, nadie sabía la solución para nada, es más, ni los oyeron; ni Europa ni Estados Unidos le dieron importancia al Banco Mundial o al FMI, ni los oyeron. Así que nosotros consideramos que estos Bancos tienen la responsabilidad y el G-20 del cual yo formé parte mucho tiempo, el compañero Calderón está ahí también, mi Presidenta, Dilma, también forma parte del G-20 y debe tomar medidas más fuertes, sobre todo en la regulación del sistema financiero.
No es controlar el sistema financiero, sino no permitir que un banco preste lo que no tiene. No permitir que tú vincules el crecimiento de un banco a cosas no productivas; es tratar de fiscalizar, por ejemplo, o supervisar los paraísos fiscales. Ya se tomó la decisión, pero no se ha implantado.
Cuando decimos: supervisar, inspeccionar, paraísos fiscales, Suiza es un paraíso fiscal, pero no, Suiza no lo acepta. Entonces, dicen que Uruguay es un paraíso fiscal, pero Uruguay tampoco lo acepta. Pero es necesario que tengamos un órgano, un ente multilateral que tenga algún tipo de regulación correcta del sistema financiero. Y me parece que el G-20 va a tener que asumir ese compromiso, asumir la responsabilidad para ocuparse de eso seriamente.
Yo quisiera ya concluir esta intervención diciéndoles que es necesario seguir creyendo en la distribución de ingresos, en la mejora de los salarios. La economía es como una rueda gigante, ella no puede detenerse, no puede detener su giro. En Brasil, por ejemplo, al final de ocho años de mandato, creamos 15 millones de empleos formales, fueron 15 millones de empleos formales; este año, en enero y febrero, se crearon 480 mil nuevos empleos formales.
Tomamos una fuerte política de financiamiento de agricultura familiar, invertimos fuertemente en eso, prestábamos 2 mil millones de reales y pasamos a 16 mil millones de reales a este sector de la agricultura familiar. Al mismo tiempo, garantizábamos la compra de determinados productos de esa agricultura familiar. Estipulamos una ley obligando que las escuelas que compraran almuerzo para los alumnos lo compraran de productores locales para desarrollar la ciudad y también la región rural, y también hicimos fuertes políticas, creamos un programa que se llama “Más alimentos”.
Durante la crisis de alimentos pusimos 25 mil millones de reales, más o menos 13 mil millones de dólares aproximadamente para financiar máquinas agrícolas para los pequeños agricultores.
Es decir, este programa fue responsable por 78 por ciento de la población de máquinas agrícolas en el año 2009 y en el año 2010. Por lo tanto, yo estoy convencido de que la solución para el problema de los países es creer en sus personas.
Dale un millón de dólares en la mano a una persona y esta persona va a crear una cuenta bancaria y va a empezar a trabajar. Divide ese millón de dólares entre mil personas y tendrás mil consumidores entrando a una tienda, entrando a un mercado para comprar comida para su cosa, para comprar una ropita y para que la economía simplemente circule, gire. Esa fue la lección que aprendimos durante la crisis y por eso hicimos el PAC-2, el Programa de Aceleración del Crecimiento 2, y otro programa que se llama “Mi casa, mi vida” para construir un millón de viviendas y ahora ya se aprobó otro programa número 2, la segunda versión para construir dos millones de viviendas en Brasil para realmente acabar, eliminar con el déficit de habitación. El PAC-2 tiene inversiones de los dos sectores: público y privado, casi un trillón 590 mil billones de reales, todo ese dinero para invertir hasta el 2014 y 2017.
Puedo decirles que algo que me llena de orgullo es seguramente, México conoce bien este problema, es que no sólo creamos un programa que se llama “Luz para todos”.
En el Programa “Luz para todos” el gobierno federal ya ha gastado 10 mil millones de dólares, ya invertido en ese programa, dinero público para llevar energía eléctrica al hogar de las personas que viven más lejos.
También hemos puesto energía eléctrica en 2 millones 800 mil casas, prácticamente 13 millones de personas beneficiadas con este programa. Mi amigo Rachet, este programa involucró un millón 300 mil kilómetros de cables, imagínense, son 33 vueltas alrededor del planeta Tierra; el programa también involucró 6 millones de postes, 900 mil transformadores y este programa generó 440 mil empleos.
Gratuitamente esa energía y la gente que vive en la ciudad no sabe de qué se trata, quien no sabe lo que es un encendedor o un mechero, no sabe lo que es tener luz eléctrica; cuando una mujer enciende una luz dentro de su hogar después de estar la vida entera a oscuras es como si se hubiera transportado del Siglo XVIII al Siglo XXI. Así se siente, y esto cuesta caro, cuesta dinero y solamente el Estado puede hacerlo, solamente el Estado; porque hay que hacerlo aunque sea gratuitamente para esas personas, y el Estado asumió esa responsabilidad de hacerlo.
Y te digo más, quiero concluir diciéndoles que empecé diciéndoles a ustedes que yo era trabajador metalúrgico, empecé diciéndoles también que mi Vicepresidente era empresario y yo no tenía un diploma universitario. Es el único caso de la historia de Brasil en que un Presidente o Vicepresidente, ninguno de los dos tienen diploma universitario. Yo tengo un cursito técnico y él también.
Al concluir nuestro mandato fuimos el Gobierno que hizo más universidades y más escuelas técnicas. Hicimos 14 universidades federales nuevas, 126 campos universitarios y 214 escuelas técnicas. En ocho años hicimos más que todo lo que se hizo en un siglo entero en escuelas técnicas en Brasil. Esa es una prueba de que la universidad forma a los ingenieros, forma a los economistas, a los médicos, a los geólogos, cualquier cosa, pero el político necesita un compromiso con su origen y sus compromisos con el pueblo, eso sí forma a un político, saber para quién vas a gobernar.
Y me parece que el problema que vemos hoy día en el mundo es la falta de decisión política, no es problema económico, es decisión política, más que económica. Es decir, ustedes que son hombres de negocios, ustedes que trabajan en Bancos, ustedes que trabajan en la industria, ustedes que trabajan en el comercio, saben bien que parte de esa violencia que se ha establecido en México no ha surgido ahora, eso tiene su origen allá, en la cantidad de tiempo, de años en que los más pobres fueron tratados sin atención en México, en Brasil, en Honduras y en un montón de países.
Y me parece que eso tenemos que revertirlo, y este es el momento. Yo tengo experiencia en Brasil, porque cuando veo los datos y veo que solamente en ocho años sacamos a 28 millones de personas de la pobreza extrema y elevamos 36 millones de personas a la clase media del país, puedo decirles a ustedes que sí es posible, es totalmente posible cambiar la cara de nuestros países. Yo creé un programa que se llama: PROUNI que está graduando a 850 mil jóvenes pobres de la periferia en doctores; 850 mil jóvenes. Cambié el impuesto de las universidades por becas, el equivalente a los impuestos es ahora una beca, en vez de que el niño vaya a una escuela pública a la periferia, el 40 por ciento de ellos son negros, por cierto, y van ahora a la escuela. Si lo conseguimos en Brasil lo podemos hacer en México, en Argentina, en África también, solamente tenemos que definir cuáles son nuestras prioridades.
Quisiera decirles, compañeros y compañeras que Brasil seguirá creciendo. Quiero decirles que voy a dedicarme mucho a empeñarme para incrementar, aumentar, mejorar estas relaciones entre Brasil y México.
Creo que tenemos en nuestra alma el cariño del pueblo mexicano con nosotros. Nunca se nos olvidará el tratamiento que nos dieron en Guadalajara. Nunca se nos olvidará. Yo, sinceramente, creo, y no quiero que México renuncie a sus relaciones con ningún otro país, por Dios, entiéndame bien, quiero que aumenten y mejoren sus relaciones con otros países, pero es imprescindible que México y Brasil se entiendan, desde el punto de vista político, desde el punto de vista cultural y comercial.
Al fin y al cabo, creo que nuestros empresarios, nuestros banqueros, no pueden tenerse miedo mutuamente. Únanse. Y en vez de ser dos pequeños, seremos uno bien grande. Al fin y al cabo, todos nosotros somos latinoamericanos y no queremos estar en el Siglo XXI como pobres, como lo fuimos en el Siglo XX, así que vamos a transformar el Siglo XXI, vamos a transformar soluciones de las crisis, vamos a aprovechar la crisis del 2008 y vamos a transformarla en una perspectiva de crecimiento.
Vamos a levantar, a mejorar la autoestima del pueblo, porque en Brasil, por cierto, uno de los problemas que enfrentamos, fue levantar la autoestima de las personas, porque hay gente muy pesimista, si lee el periódico todos los días en Brasil, imagínate, no tienes deseo ninguno de salir de tu casa.
Yo leí los periódicos acá en México cuando llegué, páginas, páginas y más páginas, todo lleno de violencia. Es verdad que hay violencia, claro, es verdad, y es necesario acabarla. Es verdad también que hay delincuencia y hay que acabarla también, pero la cantidad de cosas buenas que suceden todos los días en México nadie las muestra. ¿Qué optimismo podremos tener?
Ninguna nación será grande y respetada si su pueblo no tiene autoestima, si tu pueblo no tiene esperanza. Eso lo hicimos en Brasil. No sé cuántos de ustedes van a Brasil con cierta frecuencia, pero hay pocos países del mundo donde el pueblo tiene la autoestima como la del pueblo brasileño hoy día. No piensen ustedes que yo salí del Gobierno con 87 por ciento de aprobación, porque yo soy bueno o excelente, nada de eso; yo salí con ese índice de aprobación debido a la relación que establecí con la sociedad.
La democracia en Brasil fue realmente ejercida a plenitud. Yo hablaba con los banqueros, hablaba con los recogedores de papel de la calle, con los metalúrgicos, con la industria automotriz, con todos los segmentos de la sociedad hablaba, para que todos, todos entendieran que Brasil era de ellos y no del Presidente de la República, y que todos se sintieran parte, un poquito parte, un poco dueños del país.
Yo vi ahora en Túnez, en Egipto, Libia, fui a conversar con los jóvenes. ¿Qué tienen los jóvenes? Dignidad y esperanza. Así que vamos a garantizar que el pueblo mexicano y el pueblo brasileño tengan dignidad y esperanza, porque solamente así seremos grandes naciones.
Muchas gracias y buena suerte para todos ustedes.
- ING. IGNACIO DESCHAMPS GONZÁLEZ: Muchas gracias, señor Presidente. Le agradecemos mucho su mensaje. Por razones de tiempo vamos a poder hacer solamente dos preguntas.
La primera, si pudiera darnos un poco más de su visión, y especialmente comentar los aspectos del régimen de gobierno corporativo, del régimen de colaboración con el sector privado, para la inversión privada en colaboración con PETROBRAS y los aspectos de rendición de cuentas, cómo cambiaron al transformarse la empresa.
- LUIZ INÁCIO LULA DA SILVA: Creo que esto fue importante para Brasil y para la misma empresa, ya que en Brasil hay muchas empresas que hacen prospección de petróleo, empresas inglesas, estadounidenses, portuguesas, de Francia, y se establece entonces una regla del juego, del pago que ya tienen que realizar por el petróleo.
Así, PETROBRAS tuvo recursos para hacer inversiones, nosotros hicimos una nueva ley de regulación de PETROBRAS y aún así las empresas extranjeras podrán participar en las actividades de prospección en los yacimientos PRESAL.
Creamos también un fondo que se destinará a la educación y combate a la pobreza para no permitir que el Estado simplemente se quede con el dinero, para invertirlo y ponerlo en el presupuesto. El dinero debe tener una finalidad específica de educación, pobreza, ciencia, tecnología, eso es algo sagrado y que fue aprobado por Ley.
PETROBRAS también establece muchas alianzas con el sector privado. Para que tengan ustedes una idea, PETROBRAS tiene más de 65 mil proveedores. Para explorar el PRESAL.
Estamos en un proceso de preparación de esas empresas y podrán prestar servicios a PETROBRAS, para que así podamos corresponder a las necesidades de las actividades de extracción de petróleo.
Hoy PETROBRAS sigue siendo motivo de orgullo, el Gobierno tiene 38 por ciento de las acciones, el Gobierno brasileño. Y creemos que así es suficiente, las cosas están saliendo bien, respetamos la autonomía de la empresa, pero cuando el interés es estratégico por parte del Estado, definimos lógicamente algunos proyectos para la empresa.
El Presidente de la República puede indicar o indica al Presidente de PETROBRAS y sus directores, y después, la empresa es poderosa y tiene una infraestructura de empleados muy fuerte. Quizás es la empresa que más produzca cuadros calificados. Yo realmente le pido a Dios que PEMEX y PETROBRAS se entiendan bien para construir algo juntos. Sería importante.
Yo me enteré que habrá una reunión de PEMEX y PETROBRAS en los próximos tiempos en Brasil y sería muy importante que algún día ustedes puedan invitar al Presidente de PETROBRAS y yo respondería por pedirle a él que los visite a ustedes acá para enseñarles, para explicarles cómo funciona PETROBRAS y sus alianzas. Y quizás hacer una buena relación con PEMEX, para que podamos aumentar la capacidad de ambas empresas en la producción y ganar dinero.
- ING. IGNACIO DESCHAMPS GONZÁLEZ: Muchas gracias, Presidente.
La segunda pregunta.
Quisiera preguntarle también si nos puede comentar más en detalle cuáles son los requisitos de colaboración o que favorecen esta certeza para generar conjuntamente proyectos de largo plazo como los que usted mencionó de carreteras y de otro tipo de obras de infraestructura.
- LUIZ INÁCIO LULA DA SILVA: En Brasil tenemos muchas concesiones en carreteras, concesiones de 20, 30 años. La Presidente Dilma ha anunciado que hará la concesión del Aeropuerto de Río de Janeiro y del Aeropuerto de Sao Paulo porque, ¿cuál era el problema? Necesitamos las carreteras, claro, necesitamos los aeropuertos. Si el Estado no tiene dinero para hacerlo, ¿qué hace?, puede construir un marco regulatorio que le permita a los empresarios participar y que lo exploten por un tiempo determinado.
A los usuarios no les interesa si es sector público o sector privado, ellos quieren saber simplemente que la carretera tiene buena calidad, si el aeropuerto tiene buena calidad y si lo están tratando con dignidad.
Nos centramos en los acuerdos público-privado, tenemos políticas de concesión, tenemos el Banco do Brasil, que es un Banco también de economía mixta, por cierto, el Banco de Brasil no es totalmente público, es economía mixta, como acciones en Bolsa, aunque el Gobierno también propone su directorio.
Y el Banco funciona muy bien, acciones vendidas en el mercado anualmente.
Me parece que es la única forma de que los países pobres se desarrollen. No concibo cómo un país deja de hacer una obra porque ideológicamente alguien piensa que lo debe de hacer el Estado, pero si el Estado puede hacerlo, perfecto; pero si el Estado no puede hacerlo, entonces es correcto que el Estado produzca esta alianza con los empresarios. Y esto es algo, por cierto, Deschamps, que los empresarios mexicanos y brasileños podrían ponerse como propuesta, como finalidad, participar, hacer alianzas, dinero brasileño para invertir en México, a través de esas alianzas, y dinero mexicano para invertir en Brasil a través de esas alianzas también.
Hay obras extraordinarias, ¿qué es lo que hay que hacer? Se hace el proyecto con el proyecto humano, y entonces buscamos los inversionistas. Listo. En Sao Paulo, en la propuesta de hacer un aeropuerto totalmente particular, y yo estoy a favor, el Estado se ocupa del espacio aéreo, porque es un tema de soberanía nacional y seguridad, claro, pero administrar el aeropuerto puede ser una empresa privada, no hay problema ninguno.
Así que pienso que son tabús, son cosas que hace 50 años era imposible discutir, porque había una fuerte carga ideológica. Creo que ya estamos superando eso, porque gradualmente vemos que la sociedad quiere, al fin y al cabo, vivir con dignidad, quiere tener acceso a las cosas que no tiene.
Hemos hecho muchas cosas en Brasil realmente, sé que México tiene un potencial extraordinario y vamos a superar esas barreras, seguro que sí, pero no podemos tener miedo al debate.
El problema es plantear todas las cosas, trabajadores, empresarios, financiadores, inversionistas, gobierno y hacer un debate y esto en Brasil se hizo con mucha intensidad.
Si ustedes están interesados en ir a Brasil, llevar un equipo de empresarios, para que un equipo, un grupo de empresarios brasileños se reuniera con ustedes, me parece que sería bárbaro, extraordinario.
Hay compañeros brasileños que pueden traer acá a México a los empresarios brasileños, porque así pueden hablar y decir: “Mira sí, vale la pena creer” . Y las cosas funcionan.
Honestamente yo no me arrepiento de construir esas alianzas y yo sé que Brasil ha ganado con todo esto. Y si después de 30 años la empresa no obedece el mandato, simplemente el Estado retoma aquella propiedad o aquella empresa, y si el Estado no tiene condiciones renueva esa concesión.
Es eso lo que hay que hacer. Listo, puertos, aeropuertos, de lo contrario las cosas no funcionan, a menos que tengamos un presupuesto como el de Estados Unidos, claro.
Bueno, yo creo que ni eso tienen, porque el Congreso no lo ha aprobado, pero sería importante que tengamos el presupuesto, por ejemplo de Estados Unidos, con la población de Uruguay, podríamos hacer todo.
- ING. IGNACIO DESCHAMPS GONZÁLEZ: Muchas gracias.
Presidente Lula, pues en nombre de todos, le agradecemos mucho. Ha sido un honor tenerlo aquí en esta Convención en México. Estoy seguro que sus reflexiones han dejado huella en todos nosotros. Obrigado.
- LUIZ INÁCIO LULA DA SILVA: Gracias a usted, Deschamps, a todos ustedes y también quería decirles que ahora que soy ex Presidente de la República Brasileña, tendré más tiempo para dedicarme a tratar, hacer que las buenas experiencias que tuvimos en Brasil puedan replicarse y dividirse con otros países.
Hay muchas cosas que funcionaron muy bien en Brasil, y quiero ayudar a países como Guatemala, el Salvador, Nicaragua, en fin, los países más chicos, con menos condiciones, y México realmente voy a seguir trabajando para que la Presidente Dilma y el Presidente Calderón se encuentren pronto aquí en México y en Brasil, porque México y Brasil realmente tienen que recuperar el tiempo perdido.
Hasta la próxima y gracias.
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